4/4/15

Camaradería imprevista

Poster Pride

Dir.: Matthew Warchus
Int.: Ben Schnetzer, George MacKay, Imelda Satunton, Bill Nighy, Dominic West, Paddy Considine, Andrew Scott, Joseph Gilgun
¿De qué va?: En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros convoca una huelga. Un grupo de gays y lesbianas de Londres decide recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros de un pueblecito de Gales. Así comienza la historia de dos comunidades completamente diferentes que se unieron por una causa común.

Reseña: Cada año nos llegan al menos una o dos películas británicas cortadas por el mismo patrón: cuentan historias simpáticas, amables, con las dosis de drama bien medidas para conmover sin traumatizar a nadie, incluyen a la tercera edad en la partida y tienen un trasfondo social y reivindicativo. En definitiva, son las películas perfectas para ver con mamá: Las chicas del calendario, El jardín de la alegría, Philomena, El exótico Hotel Marigold, Billy Elliot… Unas han salido mejor que otras, pero en general resulta complicado buscarles las cosquillas o enfadarse con ellas, porque gozan de una presentación tan agradable, con tan buen humor ‘british’, que cuando nos damos cuenta del truco es demasiado tarde, porque ya nos han cautivado.

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La penúltima en llegar ha sido Pride, película que da fe de cómo dos colectivos tan aparentemente opuestos como el de los homosexuales y el de los mineros se unieron por una buena causa: defender sus derechos y joder a la Thatcher. Porque por mucho ahínco que le haya puesto Meryl Streep para humanizarla en aquel deleznable biopic, su mala prensa no desaparece ni tras pasar a mejor vida. Pero la protesta es tan sólo la excusa para examinar a un grupo heterogéneo de personas, que provienen de dos mundos, en teoría diferentes, y lo que ocurre cuando interactúan entre sí. Hay de todo un poco: gays en el armario, ancianas picantonas, amas de casa aburridas que descubren su potencial oculto, complicadas relaciones maternofiliales, homófobos con remedio, otros que no lo tienen, etcétera, etcétera.

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Cierto es que la dirección es un tanto plana, que el formato es muy de telefilme, que su desarrollo no sorprende demasiado y que la banda sonora es machacona y cursi, pero el filme derrocha buen ánimo y energía, gracias fundamentalmente a un reparto coral totalmente entregado en el que nos encontramos con la siempre estupenda Imelda Staunton, a un sorprendente Dominic West, al siempre agradecido Bill Nighy (aunque nunca encontrará nada mejor que su personaje en Love Actually) o a un emotivo Andrew Scott. Sí, tiene momentos muy pensados para meterse al público en el bolsillo, pero también hay otros cuya fuerza radica en su sutilidad, como cierta salida del armario en la que no se dice nada y se dice todo a la vez.

Pride

En definitiva, Pride es una película que compensa sus flaquezas con diversión, candidez, buen rollo y el optimismo que se extrae del mensaje de que de poco importa nuestra edad, profesión, género o condición sexual cuando podemos unir fuerzas para luchar por una buena causa, y tal llamada a la solidaridad social estuvo tan vigente en los 80 como hoy en día. Por cierto, si pueden evitar la versión doblada mejor que mejor, es bastante deficiente.

7/10

1 comentario:

Arion dijo...

No he visto Pride pero estoy dispuesto a buscarla y verla. Además, soy fan total de Bill Nighy.